Relatos de una comunidad ausente

Abonar a la memoria siempre será valioso en una región que nació, creció y sigue violenta por distintos fenómenos que preferimos enterrar en el olvido.

A una buena parte de la población china que habitó Torreón a principios del siglo pasado la matamos tres veces: la primera con el pensamiento, la segunda con la masacre de mayo de 1911 y la tercera con el olvido. 

Esa es la reflexión que resuena en mi cabeza luego de ver la obra -303: relatos de una comunidad ausente, obra de Iván Losa que ha tenido diversas presentaciones este año.

Losa creó la puesta en escena tras una investigación historiográfica que reúne no solo archivos impresos, sino también entrevistas con estudiosos del tema y el testimonio de Antonio Lee, hijo de Juan Lee (uno de los sobrevivientes de la matanza de hace más de un siglo). 

El creador escénico utiliza el teatro documental para llevarnos al origen de la comunidad china en Torreón, su desarrollo y grandeza, la masacre que le costó la vida a 303 de sus integrantes, además del odio y racismo que condujo a enterrar la historia y llenarla de mitos. 

A través de una narrativa ingeniosa -alejada de recitar solo fechas y nombres- nos presenta, entre otras cosas, una dramatización de las respuestas que obtuvo de entrevistados como los historiadores y escritores Carlos Castañón, Jesús Sotomayor, Rodolfo Esparza, Julián Herbert y Silvia Castro que contrastan entre sí por la postura que cada uno asume sobre los hechos ocurridos hace más de 100 años en Torreón.

Losa destaca algo fundamental durante la obra: la inexistencia de testimonios escritos sobre los sobrevivientes, pero que con creatividad -y apoyo de las nuevas tecnologías- hace partícipe al espectador para humanizar esa cifra de más de 300 muertos en tiempos de la Revolución.

Aporte a la memoria

El creador lagunero asegura que la obra es un memorial efímero, pero agregaría que es una contribución valiosa que se suma a la labor que desde hace más de tres décadas iniciaron escritores e historiadores para sacar del olvido un hecho tan relevante para el país. 

Gracias a las aportaciones previas fue que hace cuatro años el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó un acto de desagravio hacia la comunidad china en Torreón.

La ceremonia trajo todo tipo de críticas y predominaron las negativas que redujeron la disculpa pública a una ridiculez. Una parte de la sociedad lagunera externó su desacuerdo por considerarlo intrascendente, pero en realidad no estaba dispuesta a asumir lo que nos toca de esos acontecimientos.  

Sin embargo, abonar a la memoria siempre será valioso en una región que nació, creció y sigue violenta por distintos fenómenos que más que reflexionar preferimos enterrar en el olvido.