La buscadora que puso en la mira mundial los abusos policiales en Coahuila

Su compañera en Familias Unidas, Ariana García Bosque, destaca que el principal legado que deja es el esfuerzo de una madre para mover todo en busca de su hijo. 

Piedras Negras, Coahuila.- “Fueron los GATE”, se leía en una lona que Hortensia Rivas colocó en el borde de una banca de concreto en la Plaza de la Madre de la Ciudad de México el 10 de mayo de 2014. 

En ella se observaba sólo su cuerpo, del cuello a la cintura, sosteniendo con sus manos la foto de su hijo Víctor Manuel Guajardo, desaparecido el 10 de julio de 2013. 

En la parte inferior estaba una imagen tachada del exgobernador y hoy diputado federal, Rubén Moreira Valdez, junto a un elemento de la corporación que operó en la ilegalidad durante sus inicios.

En esa ocasión, Hortensia no habló mucho y se limitó a decir el nombre de su hijo, la fecha de desaparición y, a groso modo, cómo ocurrió. Titubeaba porque imperaba el miedo, ya que conocía la forma de operar de la corporación que le arrebató a Víctor Manuel. 

Meses después transformó su miedo en activismo y hasta su muerte señaló a los responsables de la ola de violencia e inseguridad en el norte de Coahuila, principalmente en Piedras Negras: elementos del Grupo de Acción y Tácticas Especializadas, los GATE y su versión municipal, GATEM.

En aquella manifestación se veía sorprendida por ver a tantas mujeres que buscaban a sus hijos y se enfrentaban a autoridades, mismas que estaban coludidas con delincuentes y habían convertido territorios en zonas de constantes violaciones a los derechos humanos. 

Lona que Hortensia Rivas colocó en la Plaza de la Madre en la capital de país. Foto: Camelia Muñoz

EL INICIO DE UN ESFUERZO COLECTIVO

La abogada Ariana Denise García Bosque recuerda que primero conoció a Hortensia Rivas en el ámbito particular, pues tramitó un amparo por una posible detención de Víctor Manuel. En ese proceso, Hortensia supo de más mujeres que buscaban a personas desaparecidas y las llevó con la litigante.

Así fue como nació el colectivo Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas en agosto de 2013.

“Se empezaban a evidenciar más casos en el tema de la desaparición y empezamos a estructurar el acta constitutiva de la asociación, mientras que en lo particular investigó el tema de desaparición e invitó a Yolanda Vargas y a otras familias afectadas”, rememora García Bosque.

Las familias lideradas por Hortensia comenzaron diversas actividades para visibilizar la problemática en el norte de Coahuila.

El día de la marcha de Madres en Busca de sus Hijos Desaparecidos en la Ciudad de México, el 10 de mayo de 2014, Hortensia dio algunas palabras acerca del caso de su hijo y lo que ocurría en la entidad.

“En Coahuila no nos hacen caso. Dicen que nuestros hijos en algo malo andarían para que les ocurriera esto. Es mentira, porque los policías… los GATEM, mija… esos que andan encapuchados y ya no se sabe si son policías o delincuentes, ellos entraron a su casa y se lo llevaron, pero dicen que ellos no fueron. Así andan haciendo muchas cosas por todas partes”, dijo mientras se limpiaba las lágrimas y veía hacia la lona.

Y agregó: “el gobernador no quiere entender, pero no somos el único caso; esos policías andan atacando a todos por igual”.

Hortensia no supo hasta después la gravedad de lo que difundió y con el respaldo legal, poco a poco difundieron la información que disponía en torno a la violencia en el norte del estado. 

Hasta entonces sólo se conocía la versión oficial, que decía eran los ataques contra las fuerzas de seguridad u “operativos” de detenciones, después se supo que éstas eran ilegales.

Su valentía permitió exponer los ejemplos del abuso de autoridad y del vínculo de ésta con grupos delictivos para cometer todo tipo de delitos, además de la desaparición de personas. 

Coahuila fue señalado por la corrupción de sus policías y por impulsar una corporación con formación paramilitar. 

Familias Unidas contaba con la participación de personas no sólo de Piedras Negras, sino de Allende y del resto de los municipios de la región conocida como Cinco Manantiales. 

En menos de un año el colectivo logró documentar más de 80 casos de desaparición en los que participaron directa o indirectamente los elementos de los GATE-GATEM. 

Cuando Familias Unidas expuso cómo éstos ingresaban sin orden judicial a domicilios, realizaban detenciones arbitrarias y cometían secuestros, extorsiones, desapariciones y hasta homicidios, las autoridades estatales trataron de desprestigiar en sus declaraciones no sólo a la organización, sino también a las víctimas, repitiendo una y otra vez el argumento de que si desaparecieron fue porque estaban coludidos con grupos criminales.

AMENAZAS E INTIMIDACIONES NO LA DETUVIERON

Hortensia Rivas fue amenazada por el entonces subprocurador para la Búsqueda e Investigación de Personas no localizadas, hoy magistrado, Juan José Yáñez Arreola, en diciembre de 2014. 

Lo anterior tras exhibir las irregularidades en el tema de la Masacre de Allende, pues se entregaron actas de defunción y cajas con tierra como “símbolo” del lugar donde presuntamente las personas habían sido asesinadas e incineradas. 

El Gobierno del Estado de Coahuila, a través de dicho funcionario, le apostó a la división del grupo, pues no había logrado asustar a Hortensia y Ariana, presidenta y representante legal de la organización, quienes desarrollaron un sistema de defensa de las víctimas de desaparición.

Tras fundamentar y comprobar la participación de las fuerzas coahuilenses en el delito contra Víctor Manuel, también encontraron el apoyo para que el caso fuera documentado por organismos como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la Oficina de la ONU en México y luego por el Comité de Derechos Humanos de la ONU,  los cuales resolvieron que el Estado Mexicano es responsable de la ausencia forzada del hijo de Hortensia y se le debía ofrecer una disculpa pública.

“La lucha de Hortensia llegó a instancias internacionales, colocó al estado de Coahuila en las miradas internacionales y dejó en la mira a las policías que siempre niegan el actuar, que siempre niegan el hecho de la desaparición forzada. Aunque no se ha cumplido la resolución del Comité de Derechos Humanos de la ONU, la esposa y los hijos de Víctor Manuel siguen el movimiento, al igual que cientos de personas que, gracias a Hortensia, hoy pueden alzar la voz”, dijo García Bosque.

La deuda del Estado Mexicano se mantiene a la falta de resultados de la investigación por la desaparición de su hijo, principal punto de la determinación del Comité de Derechos Humanos de la ONU. 

El día de la disculpa pública, Hortensia fue más directa de lo que acostumbraba porque en la ceremonia estuvieron presentes sus nietos, quienes vieron cómo los policías se llevaron a su padre.

“El día que me arrebataron a mi hijo y cometieron el delito de desaparición forzada jamás se me olvidará. Esa madrugada entraron forzando la puerta de su casa, lo golpearon, torturaron física y mentalmente las fuerzas estatales del GATE-GATEM frente a mis dos nietos de tan sólo 4 años de edad. Le pusieron armas en su cabeza y amenazaron con acabar con la vida de sus hijos”, expresó el 9 de diciembre de 2020.

Hortensia Rivas fundó y encabezó Familias Unidas. Foto: Familias Unidas

Para ese año el colectivo había logrado documentar más casos. En 60 de ellos tenían evidencia de la participación de los elementos de las corporaciones estatales y sus réplicas en algunos municipios o áreas metropolitanas como el Grupo de Reacción Sureste.

LA BÚSQUEDA QUE NUNCA DETUVO

A Hortensia le preocupaba que los días no tuvieran más de 24 horas para seguir buscando a su hijo. Ella lo hizo desde el primer momento. Cuando supo lo que ocurrió salió corriendo a las instalaciones del cuartel donde presuntamente trabaja la corporación estatal.

Ni siquiera le quisieron recibir la denuncia en el Ministerio Público. Esto también lo evidenció en todos los espacios donde pudo exponer la impunidad que priva en un estado como Coahuila ante este tipo de delitos, pese a que los últimos dos gobernadores, Rubén Moreira Valdez y Miguel Ángel Riquelme Solís, aseguran que se respetan los derechos humanos y hay garantías para acceder a la justicia.

Hortensia en alguna ocasión reconoció que no sabía nada de derechos humanos y que, si bien entendía que los policías habían cometido un abuso de autoridad, no lograba entender cómo y qué hacer para que se tipificara un delito.

“Tuvimos que aprender de leyes y que alguien nos asesorara. La licenciada Ariana nos apoyó y es como logramos que en los casos que siguieron a Víctor Manuel atendieran las denuncias. Hasta seguimos un protocolo de seguir a las unidades que llegaran a llevarse a alguien y otras más acudir a las comandancias para confirmar si los llevaron o no detenidos. Así evitamos muchas desapariciones como las de mi hijo”, señaló en marzo de 2015.

La edad y algunos padecimientos le impidieron participar en varias actividades con el paso de los años, pero en cuanto se recuperaba volvía a su tarea y se involucró, después de acudir a varias capacitaciones, a realizar tareas de búsqueda en distintos estados. También estuvo presente en exhumaciones en Coahuila y recorrió diversos penales.

Aún y con la impotencia de no hacer más para encontrar a su hijo y a cientos de desaparecidos en Coahuila, no dejó de hacer exigencias de justicia y de que se buscara a los desaparecidos, pero con la idea de que estuvieran vivos.

En su mensaje del día de la disculpa del Estado Mexicano, Hortensia habló de la vida y la muerte.

“Ese día me dejaron muerta en vida, con este dolor que no se mide y lacera el alma. Cambiaron la vida de mis nietos y de mi familia. Aún me siento como en el día en el que no me recibían ni siquiera la denuncia; el Ministerio Público ni me daba información y la desesperación de que algo malo le pasara y ya no pude estar con él. Lo que pido a las autoridades es que les expliquen a ellos, ya que están aquí presentes, el porqué su padre no está con ellos, ya que yo no tengo palabras para seguirles diciendo”.

Su participación la cerró temiendo lo que ocurriría meses después, cuando la pandemia por el COVID-19 la alcanzó y cobró su vida.

“Pasa el tiempo y creo que la vida no me alcanzará para saber si las autoridades lo encuentran. No sé si en realidad lo están buscando. Yo le reclamo a las autoridades estatales y federales que realicen las investigaciones, que su búsqueda sea en vida y exijo justicia que debe ser pronta y expedita… El daño moral no se repara con una disculpa pública. Te buscaré hasta encontrarte, he sido investigadora, buscadora. No sé dónde más buscarte”.

LAS BUSCADORAS GUARDAN SU LEGADO

La fortaleza y empeño que Hortensia Rivas tuvo para denunciar los casos tan graves que ocurrían en el norte del estado y enfrentar a todo el aparato gubernamental, es lo que destacan compañeras de otros colectivos.

Lucy López Castruita, representante del colectivo Voz que Clama Justicia por Personas Desaparecidas, la recuerda como una gran amiga y más cuando sabe de injusticias.

“Cuando me siento impotente y no encuentro respuestas de nada, es cuando le digo: ‘ayúdame amiga, tu que estás cerca de Dios’. Me deja ese gran espíritu de lucha, de entrega, de coraje y rabia. Ella sentía mucha impotencia y vi su lucha hasta el último día de su existencia”, comparte.

“Yo seguiré buscando a su hijo, porque sé que ella jamás dejaría de buscar a mi hija”, afirmó.

A Diana Iris García, integrante de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos, se le hace un nudo en la garganta al recordar a Hortensia a un año de su partida, pero también tiene presente el enorme amor con que buscaba a su hijo y con el que impulsaba a otros para seguir adelante.

“Es lamentable que ella se hubiera ido con el dolor y la impotencia de no saber qué fue de su hijo, de su amor. Es muy fuerte porque se traslada a la vida de una y pensar que me puede pasar eso, pero también da mucha rabia pensar que ella entregó todo en la lucha de encontrar, buscar e investigar a nuestros seres amados, pero hay que seguir cada día luchando por el de ella, por el mío y el de todas y todos”, manifestó.

Su compañera en Familias Unidas, Ariana García Bosque, destaca que el principal legado que deja es el esfuerzo de una madre para mover todo en busca de su hijo. 

“Deja de manifiesto el interés, la voluntad y la fuerza que una madre tiene para mover cielo, mar y tierra para encontrar no sólo a su hijo, sino el resto de los casos que empezamos a acompañar. No reparaba en tiempo y a la hora que fuera llamada para atender un caso de desaparición, evidentemente con el dolor de no encontrar a su hijo, se regocijaba de encontrar a los hijos de otras madres y que éstos sí habían podido ser localizados”.