Texto: Omar Ballesteros
Ilustración de portada: Nancy Sarahi Becerra
Soy Raúl Franco y tengo 64 años. Fíjate que llegué a Acuña acompañado de mi padre en 1974. Lo primero que reconocí en las calles fue a las ondas AM de la Rancherita del Aire, una de las estaciones más famosas de la frontera de Coahuila. Digamos que es una estación popular. En aquellos años sonaban en esa estación canciones de Freddy Fender. Nombre, escuchar de nuevo esos rolones me hacen remontar a esos años de juventud y ver personas que estaban y que ahora se fueron al “Barrio del Hueso”. Yo creo que allí nació mi gusto por lo tejano.
Días después ya estaba Fort Worth. Texas se miraba muy desértico, pero te acostumbras: esa capacidad que tienen las personas para adaptarse a lugares por querer salir adelante. Sobre todo cuando te gusta. Había mucha escoba, casi de dos metros. Aquí la usamos para muchos remedios, más allá en Guanajuato, allí te siguen curando de empacho o las más viejitas barren a los niños con huevos que las gallinas recién ponen. Ya sabes, que porque se les hace ojo. Texas era muy similar a México, por eso dicen que los mexicanos y los nativos llegamos primero a Estados Unidos, antes que los gringos.
Todos sabemos esa historia que Texas era de México y luego se independizó, aunque muchos creen que nos arrebataron sus tierras. Aquello se conoció como la Revolución de Texas en 1835. Huston no estaba de acuerdo como Santa Anna manejaba el país. La República de Texas duró muy poco, dos años, porque luego se integró a los Estados Unidos.
Ahora, que difícil es conseguir esos papeles. Dicen que en aquellos años les daban los papeles de volada a los mexicanos para que se reconocieran como estadounidenses, pero no los querían, se quedaban del lado de México. Y ahora: ¡qué difícil son esos chingados papeles!
En 1976 comencé a ir a los Salones Tejanos, eran inolvidables las noches que pasaba en El Gran Party de Dallas, rodeado de mesas de lámina de Carta Blanca, envases de cuartito y fumando mis Malboro rojo. Nombre, si me vieras: así mira, con ésta mano absorbiendo el tabaco sin prisa, tocando con la delicadeza de los labios el papel del mentol y con la otra agitando el cubilete. Cuando los dados se dispersaban sobre la mesa exhalaba el humo, cerraba los ojos porque, aunque la suerte no me favorecía sentía esa adrenalina. Ahí me la pasaba todos los fines de semana, bailando canciones de la Tropa F.
La música tejana tiene origen en los primeros mexicanos que migraron para allá. Por eso hay instrumentos de mariachi, de acordeón, de muchas guitarras. Los primeros migrantes mexicanos trajeron esta música, tal vez para recordar su origen y su sangre. Por eso hay una variación que se llama tex-mex, fíjate en sus instrumentos y las bandas sonoras que se utilizan.
Ya para los ochenta podía diferenciar perfectamente a un chicano de un tejano y de un mexicano. Te explico: el chicano se viste muy similar a un gabacho, además sus padres son mexicanos, pero él nació allá, el mexicano resaltaba por su camisa de cuadros de las que se abrochan con botones, bien fajado, y el tejano siempre portaba sus John Wine, sus cups, sus botas. Todos queríamos ser como Emilio Navaira, queríamos imitar su manera de ser un galán. Siempre pensé que él era panista, por aquella canción que dice “ella es así, inteligente conservadora, los domingos nunca falta a misa, a esa chica yo la quiero para mí.”
Ese era un verdadero galán. Cuando estaba en Del Río, había en cada casa alguien similar a él. No podían faltar las carnes asadas, las salchichas polacas a la parrilla y las cebollas al carbón en las pisteadas, cuando escuchábamos sus canciones, desde la una de la tarde hasta las once de la noche. Todos alguna vez hemos comido algo de Texas, hasta los aderezos, como la salsa BBQ, aunque viene de tiempo atrás, con los nativos que sabían muchas recetas naturales.
Cómo olvidar a las barras mexicanas, todos los cowboys se sacaban de onda, pues a los mexicanos siempre nos ha gustado pichar a nuestros invitados. Al gringo no, no te va a gastar en birongas de otros. Nos íbamos hasta que amaneciera, por eso al final solo quedábamos paisanos.
Mira, por Laura Canales fue que dejé de ir a los salones, comencé a ir a los bailes y conciertos. Ella fue la primera cantante que demostró lo que era la verdadera música tejana. Esas se bailaban así: das tres pasos al frente, luego le das la vuelta a ella y das los zapateados. Pegó mucho. Su hermano Johnny Canales también tenía una pequeña orquesta, pero le gustaba mucho la fiesta y el baile y se metió como maestro de ceremonias en los conciertos. Le fue mejor, todos lo pedíamos en las presentaciones, tenía carisma para llevarse con el público. Después a él le dan un programa muy famoso: “The Johnny Canales Show”, ¿te acuerdas? –You got it, take it away”, y se presentaron en él grupos como La Mafia, Intocable, Selina o La Sombra, hasta Fito Olivares, ¿de dónde es él? ¿es del norte también, verdad?. Johnny fue un promotor de la música tejana, pues era el vínculo de los mexicanos que estábamos en Estados Unidos con nuestros sonidos. Laura y Johnny se fueron para arriba. Nosotros seguimos en los bailes.
Te puedo contar cuando me invitaban a bailar las de Alma Pulido. ¿La conoces? Es nieta de Chuy Pulido, hija de Roberto Pulido y hermana de Bobby Pulido. Yo nunca tuve amigos allá, me gustaba ir solo a los bailes y ahí invitaba a bailar a chicas y si había conexión intentaban una relación. Si pones en tu celular alguna canción de ella me vas hacer recordar cuando era joven y vivía allá.
Era buenísimo para bailar. Te bailaba las de los García Bros (ése es otro género) eran cumbias tejanas. Cuando uno andaba allá y ganaba bien todas las noches eran de fiesta tejana. Me tocó estar en el mejor momento de ese tipo de música. Era de una organización muy singular, porque afuera de los bailes vendían lonches de barbacoa de lengua, con su tomate, su chile jalapeño, su cebolla y su pan blanco remojado por la grasa. La res es muy buena allá en el gabacho. Luego creo que cuando nos regresan es que traemos todas esas recetas y las apropiamos con lo que tenemos. Pero sí, siempre en los bailes de los García Bros me chingaba unos tres lonches.
Ah, se me olvidaba: me tocó ir a ver a Selina cuando apenas andaba comenzando. Tocaba en pequeños espacios, en palenques y rodeos. Ella elevó la música, le dio otro nivel y así como le dio ese prestigio se lo quitó cuando la asesinaron. Fui a verla en tres ocasiones. Y seguiría yendo si aun estuviera con vida. Llenaba todas las plazas, un espectáculo muy bonito. Luego su música se pasó para la frontera. En Juárez, Chihuahua la escuchaban mucho, yo recuerdo eso porque cuando recién pasaban en las noticias los asesinatos de mujeres en Juárez de aquellos años, andaba de moda ella y las mujeres imitaban su manera de vestir. Y pues ya sabes cómo era la televisión y los medios: le echaban la culpa a las mujeres por salir a la calle como Selina. Fíjate, como mujer no podías vestirte igual que Selina, pero si eras hombre tenías todo el derecho de vestirte como Emilio Navaira y no te pasaba nada. Siempre se sabía que quienes cometían esos crímenes eran gringos que con facilidad pasaban para acá, pero quien sabe.
¿No has escuchado a Los Palominos? Es un grupo de Uvalde, tal vez has escuchado de esa ciudad porque hace un par de años ocurrió un tiroteo en una escuela. El responsable fue un hombre que nació en Dakota del Norte. Le puedes dedicar una canción de Los Palominos a la chava que te gusta y de que la enamoras la enamoras. ¡Si te diré yo!
Pero de plano las canciones que más me gustan son las del Grupo Mazz: descubrí lo que realmente eran sonetos tejanos cuando los escuché. Nombre ¡hermosas canciones de Joe López y Jimmy González! Como aquella de: “vengo a pedirte perdón, vengo contigo a llorar, vengo a darte la razón el por qué yo te hice mal”. Fíjate que antes miraba a esa canción muy diferente a como la siento ahora. Mi esposa y mis hijos no me quieren ver. No me perdonaron una infidelidad. Si por ellos fuera, yo ahorita estuviera arreglado y del otro lado. Estaría en esa casa que les hice y recibiendo una pensión que me merezco por haber trabajado tantos años allá.
Mi hijo el mayor tiene 40 años y desde el 2001 no he tenido contacto con él. Mi hermano me acaba de quitar mi casa en Juventino Rosas, Guanajuato. Somos muchos los Franco, hasta tienen un grupo en el Face que se llaman The Franco no sé que más. ¿Sabes porque crucé por Coahuila? Porque ahí también tengo familia. Antes me hablaban muy bien, pero cuando me regresaron ya no era nadie, ni la cara me voltearon a ver.
No…pero, esas canciones de Mazz, abarrotaban los bailes. Al Joe López lo metieron a la cárcel porque abusó de su sobrina que solo tenía 14 años. Lo dejaron libre y ahora anda dando conciertos como si nada… a pesar de que está registrado como agresor sexual. Me da mucho coraje eso, porque la primera vez que crucé el Río Bravo nos quedamos a dormir en una pequeña casa. Había pocas camas. Yo dormí con mi papá y el hijo del que nos pasó que tenía como 20 años estaba agarrando a la fuerza a una jovencita. Yo la oía llorar y gritar que no quería. La tenía a fuera de unos matorrales. No aguanté, mi papá me decía que no me metiera en problemas, pero fui y se hizo el desmadre. Soltó a la chica y a mí me amenazó que me iba a matar. Después llegaron los otros polleros y me dijeron que me iban tronar con sus pistolas. Nunca voy a olvidar el rostro de mi padre cuando ocurrió todo eso, pues imagínate que te maten a un hijo delante de ti, Pero vieron a la chica que estaba llorando y fue del modo que entendieron que aquel wey estaba a punto de cometer una violación. Y solo por eso me perdonaron. Después de ahí hubo mucha tensión.
En los 90s participaba en los Aficionados, cantaba puras de José Alfredo Jiménez. Me iba a la J Méxicana, tenía talento para cantar. Me invitaron varios grupos de mariachis a formar parte de ellos, pero pagaban muy poco. Sacaba más como contratista. Ahora, ¿sabes por qué sigo solo? Porque no puedo mantener a una persona. Aquí tenemos que trabajar todos los integrantes de una familia para vivir dignamente; esposo, esposa, hijos. Cada día está más difícil la situación.
La próxima semana regreso a Juventino Rosas porque toca la pensión de López Obrador y dicen que nos van a adelantar varios meses porque vienen elecciones de jueces o no sé qué cosas. Con eso de la pensión me voy a Coahuila. Me regreso a Acuña o a Piedras Negras a seguir escuchando la Rancherita del Aire, a ver si se escucha igual. No está bien eso de que hay que vivir para recordar. Mejor hay que vivir para crear recuerdos. Espero que mis hijos me perdonen y su madre también. Solo quiero que sepan que siempre que escucho música tejana me acuerdo de ellos. Los extraño mucho.
El Refugio,2025.